jueves, 27 de junio de 2013

Leicester.




El sol radiante en aquella tarde de junio quemaba su piel.  Sus ojos luchaban ansiosamente por parar unas lágrimas de felicidad amarga. Unas lágrimas cargadas de momentos inolvidables, únicos que surgían sin cesar al pasear por última vez por las calles de su ciudad.

Se quedó quieta, de pie frente a Victoria Park, con la mirada perdida.  Por una vez quería sentir de verdad aquel lugar. Memorizar cada imagen, cada punto, cada color… Quiso recordar, poco a poco, todos los momentos que había vivido aquel año, todas las personas que había conocido, todos los amigos que habían formado su familia en esa ciudad.

Los escalofríos eran incontrolables. Su respiración se volvió entrecortada al darse cuenta de que todo había acabado. Ya se habían ido.  Solo quedaban recuerdos de momentos increíbles, de noches eternas y días perfectos. Esta vez fue imposible aguantar las lágrimas que empezaron a brotar de sus ojos, incesables. 


Aquella, era ahora, una ciudad demasiado llena de recuerdos y demasiado vacía de gente.

2 comentarios:

  1. Tan llena de recuerdos...y tan vacia de gente... me encanta..!!!!!!!

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  2. Es genial Lía, como todas las demas entradas, como tú. Hará llorar a más de un@. Enhorabuena! ;)

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